Día 4.
Una monitora, a distancia, de gran
escote, le indica de hacer un poco de bicicleta elíptica y, poco después, unos abdominales.
Saca pecho, ¿Cuántas van?, se pone y
hace…no una, medio.
Lo ayudan a levantar acalambrado de
cintura. Se le mueve el pantalón. Todo el paquete al aire, se ha olvidado de
poner un slip debajo del pantaloncito. La monitora se escandaliza.
Medio cabreado, casi sin poder
andar, se va al baño, cansado ya por ese día agotador y sin conseguir hacer
nada de lo propuesto.
Se mete en la ducha y se enjabona
tan bien que se empieza a masturbar cuando se abre la puerta y entra otro tío
en pelotas comentando de que “El empalmao”, el tío que se ha cagado y ha dejado
un pestazo en el gim y que hoy se ha puesto en plan exhibicionista, delante de
todos, con Jules, la monitora; que tenían que echarlo de una vez.
Tapándose como puede, la erección ya
se sabe, y evitando tocar al otro resbala y se pega el gran coscorrón. El nuevo
lo agarra solicito y lo levanta casi en vilo.
Se viste como puede y lo llevan a urgencias,
al médico le dice, sin saber que los que le hemos acompañado estamos
escuchando, que una paliza de unos gamberros en la calle. El médico viendo como
esta, le dice “Se nota”.
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