Mara y su cita.
El jueves pasado tuve que ayudar a Mara con sus deberes.
Tenia muchos y le costaba hacerlos por esa manía, que tienen todos las crías,
de hacer los ejercicios primero y después estudiar la lección; claro, no saben
la lección y quieren hacer los ejercicios a voleo, inventando soluciones a cual
mas disparatada. Así que allí nos veíais, dale que te pego toda la santa tarde.
En un descanso para merendar, Mara, se puso seria y...:
-Me dejaras mañana quedar con una amiga, por la tarde,
¿verdad? Tenemos después un largo fin de semana. Papa me dijo que por el no
había problema, es mas, que me convenía empezar a salir y relacionarme con las
amigas.
-Si el te dijo eso no pondré problemas, pero tendrás que
venir temprano, a una hora adecuada. Le contesté extrañada de que su padre le
hubiese contestado afirmativamente, en vez de dejarme, como siempre, la
responsabilidad del tema.
-¿A que hora quieres que vuelva? Vamos a quedar en la puerta
del colegio, pues ella vive un poco mas lejos y del otro lado.
-A las ocho me parece buena hora para que estés de vuelta en
casa.
-¿No puede ser a las ocho y media? Replicó Mara, muy rápido
para mi gusto.
-Mara, no hay discusión. Si quieres quedar con tu amiga a
las ocho de vuelta y se acabó. Le conteste ya un poco mosca.
-Bueno, bueno, no es para tanto. La voy a llamar.
............................
¡Hola! Soy Mara. A mi me dejan salir mañana, ¿y
tu?............ ¡Que vas ha hablar con tu madre!... Bueno, pues ¿Qué te
dice?... ¡Que si!...Estupendo, en el parque de la tirolina a las cinco y
media…. Mi móvil ya lo tienes, creo. Bueno. Adiós.
-Mara, vamos a trabajar. Le corte lo antes posible y a
seguir.
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Por la noche, en la cena, Mara comió con desgana, mas
apática que de costumbre y con algo, no sabia que, que le roía en la cabeza.
Hablamos de cosas nimias, del otoño que se avecinaba y de que había que comprar
alguna ropa de abrigo para Mara. Esta, constantemente miraba a su padre
intentando entrar en algo que yo no comprendía muy bien. Al final y aprovechando
que salí del comedor, en voz baja se dirigió a su padre:
-¡Papa! ¿Sabes? Mañana voy a salir con una amiga. Mama me ha
dejado con la condición de volver a las ocho.
-Me parece muy bien si tu madre te ha dejado. -Le contesto
su padre.- ¿con quien sales?
-Con Natalia, es una buena chica de la clase del B.
-¡Ah! ¿No es de tu clase?
-¡No! Pero me llevo muy bien con ella. Muy normalita, muy
maja.
-No, solo que me extraña que salgas con una amiga de la otra
clase y no con una de tu propia clase.
-¡Ya! pero mejor así; yo me llevo muy bien con ella y en los
recreos jugamos siempre juntas.
-Así que mama te ha dejado. ¡Que raro! ¿No te puso un montón
de problemas? Incidió el padre de Mara.
En esto, ya intervine yo, que estaba escuchando la conversación
desde el dintel de la puerta, muy mosqueada, y dirigiéndome al padre de
Mara.....
-¿Pero no le habías dejado tu?...........................
Mara me dijo que había hablado contigo y que no solo no le ponías ningún
problema, sino que la habías animado a salir con amigas; por eso, y solo por
eso, yo le dije que si.
-Es la primera vez que me habla de esta salida. Me contesto,
al tiempo los dos miramos a Mara con los ojos muy abiertos y simultáneamente:
-¡MARA! ........
-Bueno, lo fundamental es que me habéis dejado. No podéis
arrepentiros ahora que la he llamado. Ya hemos quedado y ella hablo ya con sus
padres..... ¡Porfa...!
Sonreímos ante la pillería de la niña, desarmados y
vencidos. La bronca y el castigo posterior fue otra cosa, sin negociar.
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