Mara se enfada.
Mara, como todas las crías de doce años, tiene, muchas
veces, una falta de sentido del humor que la hace cometer pequeñas tonterías al
tiempo que lo pasa fatal y me lo hace pasar a mí también. Se manifiesta, sobre
todo, cuando gasta bromas y la victima, normalmente yo, se defiende con sus
mismas armas, bromeando, es entonces cuando sale la vena orgullosa que la hace
reaccionar airada y dolida.
El caso es que todo empezó cuando.............quise
invitarla a merendar tortitas con nata y un buen vaso de leche (ya sabéis como
le gustan) pero ella, para llevarme la contraria, se empeño en que quería ir al
cine, no le importaba la película, solo quería ir al cine. Y así, mientras íbamos
en dirección al cine, íbamos discutiendo sobre tortitas si, cine no, tortitas
no, cine si. Al pasar por un escaparate de ropa de mujer, Mara se fijo un
momento en el, apenas un parpadeo, y empezó de nuevo:
-Este año por verano ya lo sabes, ropa de Lacoste, nunca me
he vestido de Lacoste y este año quiero vestirme de Lacoste, asi que a rascarte
el bolsillo.
-Es ropa muy cara para lo que es, así que deja de decir tonterías.
Le conteste demasiado rápida para mi gusto.
-Pues yo quiero Lacoste, ya lo sabes Lacoste y nada más que
Lacoste. Voy a vestir como una chica Lacoste.
-Mara...vete a la porra.
-Quiero Lacoste y nada más. ¿Porque no puedo elegir? Yo
elijo Lacoste.
-Vete… a… la...porra.......termine diciéndole con un
rintintin al tiempo que sonreía para mi, con un tono algo agudo en demasía.
En esto que llegamos a un cruce de calles estando el semáforo
en rojo y, ante el silencio imprevisto de Mara, me gire ante ella y no la
encuentro. Miro alrededor y no la veo por ninguna parte. Ni que decir tiene los
miles de pensamientos negros que pasaron por mi cabeza en unos segundos, al
tiempo que el corazón me daba un vuelco y la garganta se me cerraba. Me acorde,
de pronto, del móvil y la llame. Me lo cogio rápido, demasiado rápido:
-Mara ¿Donde estas?
-Camino de casa, a mi nadie me manda a la porra. Es una
falta de educación y de respeto. No lo tolero, eres....mala. No me tienes
ninguna consideración, ningún respeto.
-Mara que todo era una broma, como la tuya. Ven
inmediatamente donde yo estoy antes de que me enfade. No me obligues a
castigarte.
-No voy a ir con personas que me insultan y me faltan al
respeto.
Y corto la comunicación así, sin despedirse, sin dar ninguna
otra opcion.
Mi cabreo fue de órdago pero después, pensando, me quede
preocupada, muy preocupada. Decidí
ponerme en marcha hacia la casa a fin de ver que, de verdad, estaba en
casa y había llegado bien.
Llame al timbre de abajo y me contesto ella que la dejase en
paz; por el tono de sus palabras había estado llorando; estaba aun llorando.
Subí y le recrimine su actitud cuando las dos estábamos
bromeando por la calle:
-Mandar a alguien a la porra no es una broma, esta muy mal.
Riendo le pedí perdón, me excuse y le dije que pedir ropa de
Lacoste tampoco era una broma, mas bien una broma pesada.
-Lo uno por lo otro ¿anda?
Y nos fuimos a merendar tortitas con nata y un buen vaso de
leche.
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