Viejos apuntes en una olvidada servilleta en un café de Madrid…
La vida es
arrancar tus entrañas con tus propias garras…
O destruir
el nido de golondrina en el alfeizar de tu ventana
O pedir la
mano a la muerta, hermosísima muerta
pero… ¿a quién se la pides?...
Lapidas
suntuosas y galanas en los caminos del cementerio
Los pobres
están en las afueras, como avergonzados de haber vivido
La vida es
desgarrarte un tiro en la boca con la pistola cargada de buenas intenciones
O un huir
enloquecido de los recuerdos. Hacen daño. Eras malvado o inconsciente que es lo
mismo.
Pero tú no
lo sabes, tú no lo sabrás.
Las paredes
de muro no se caen, unidos y mantenidos por la hiedra siempre virgen que los ha
colonizado
La hiedra
que constante reza por los muertos
Hay
artísticos mausoleos ¿para quien? ¿Para
qué? Solo encierran podredumbre.
El que los
construyo no puede meterse en su belleza
Y Hay
pequeños mausoleos. Hay también diminutas tumbas que contienen ataúdes blancos.
La sombra de
las cruces semejan rejas sobre las tumbas…
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