No me busques hoy...
Déjame en
este inmenso desierto del Sahara persiguiendo al hombre de negro cargado de
cólera y peste y pústulas sangrientas...
Con mi odre
de agua y mis dos pistolas de nácar en caza del hechicero...
No me
encuentres....
Déjame en esta
lado ciego de la Luna siguiendo una extrañas huellas que me pueden llevar a la
base secreta e ignota de los chinos
Con mi traje
de astronauta, con mis depósitos de oxigeno casi llenos..
No me
sigas...
Déjame en
este bergantín que está siendo atacado por fieros piratas orientales armados
hasta los dientes y gritando muerte....
Solo una
espada en mano derecha y la pistola humeante en la izquierda, agarrado a las
cuerdas del abordaje...
No me
incordies zorra
Déjame en
las trincheras francesas mientras las bombas alemanas caen en nuestro derredor
soltando esquirlas asesinas...
Mi casco
perdido, una herida sangrante en la sien, mi bayoneta calada...
No, no
averigües donde estoy
Déjame ser
arrebatado por los vientos del tiempo y viajar sin cesar. Ora en Jerusalén en
la ultima cena. Ora en la carrera de carretas por el viejo oeste...
Con mi
imaginación e inteligencia por armas y
recursos...
No explores
mi rastro
Déjame vivir
el ansia del opio y morir entre vapores o perderme entre las piedras de la gran
pirámide encontrando el ultimo secreto...
Con
trisquel, un escarabeo y una cruz de plata colgado de mi pecho...
No preguntes
por mi
Estaré en
mis mundos, en mil mundos distintos, en un millón de tiempos que no son este,
en un millar de fantasías animadas...
No me
conviertas en tu caza
Déjame vivir
amores inter galácticos, extraños y
sugerentes, lascivos y asquerositos, bordeado el bestialismo o la necrofilia o
el mayor absurdo kafkiano...un Samsa redivivo y fugaz.
Déjame cazar
o amar a Jabberwockys...
Aléjate, renuncia...
Déjame ir
por la selva amazónica en busca de las pistas del "De vermis
mysteriis" y los ídolos sagrados de Cthulhu...
Huyendo de
fuegos ancestrales, de bebedores de almas...
Solo con un
frasco de agua bendita y una cruz de madera...
No indagues donde
estoy...
Déjame
ayudando a los leprosos siguiendo las huellas de Teresa de Calcuta, sufriendo
con ellos sus llagas y su abandono.
Solo cargado
con mis buenas intenciones y deseos en Molokai....
No, déjame
estar...
Esperando a
la luz de la aurora para entrar en el nefasto castillo y buscar los ataúdes de
los nobles vampiros.
Yo, mis
martillo y mis estacas de madera bendita...
Yo,
huyendo sigiloso de los hombres sin
alma que buscan cerebros frescos que devorar...
Yo,
persiguiendo por los hielos al último monstruo de la tierra en una persecución
sin final en la que nos jugamos el destino de la raza humana...
Peleando en
rincones oscuros con los puños descubiertos mientras viejos pollones nos jalean
exigiendo sangre y muerte, muerte y sangre...
Enfrentándome
con las manos desnudas a unas pobres fieras que no entienden lo que está
pasando pero tiene garras y grandes colmillos y feas intenciones...
No inquieras
por mi...
Déjame en
mis bosques gallegos, mis infusiones de muérdago, mi casa en lo alto del roble,
mis fiestas con los bardos cantando a la vida y a la guerra, con los locos
strabos profetizando futuros inconcretos y banales en la sangre joven
derramada...
Y si me
buscas, búscame entre los desnudos guerreros caídos en el frente de batalla,
con mil heridas pues combatí hasta la última gota de aliento, destrozando
enemigos con mis propias manos y dientes en el frenesí de la orgia...
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