Tuesday, December 25, 2018

Regalos de Papa Noel.


Regalos de Papa Noel.

Lo más difícil es decidir que regalar para poner bajo el árbol de Navidad; solo un detallito para la gente mayor, poco dinero pero algo que sea original, que sea útil. Es decir, lo de siempre, las tres B: bueno, bonito y barato, es decir, casi imposible.

Este año pues ya teníamos los calendarios de siempre, con la Virgen de la Milagrosa, uno por casa.

Buscando y buscando, devanándonos los sesos (lo reconozco, mas de una discusión matrimonial ha habido por culpo de esto regalitos y neuras incluidas) encontramos algo para los hombres: un kit para reparación de gafas (perfecto, útil y simpatiquísimo detalle). Uno, el de mi cuñado, por el uso normal de gafas, y para los otros dos por las gafas de leer, pues ya se sabe que la edad aprieta.

Para las mujeres también lo teníamos decidido, unos minutero digitales con imán para la nevera. Además, para la abuelita pues una calculadora de pegar y además solar. Perfecto, lo más difícil ya estaba ahora quedaba pues lo fácil, la compra, ¡je…je…je…JE, JE, JE! El destino es cruel como en las tragedias griegas.

Llegamos a la tienda “XXXXXX” y directamente nos fuimos los dos, ambos, los dos al unisonó, ¡ojo al parche!, casi de la mano al estante. No están los kits. Buscamos y rebuscamos y nada. Imposible que vendieran todos de golpe, era algo absurdo, impensable. Revisamos de forma inútil, ya puestos, toda la tienda. Nada de nada.

Terminamos preguntando al dependiente de la caja. Este puso, inicialmente,  cara de tonto ante nuestra demanda y explicación consiguiente; la cara de sorpresa e incredulidad paso a otra, la de que nosotros estábamos chiflados. No sabía nada de este producto, no existía y nunca existió en ese comercio quizás en otro llego a aventurar. Insistimos sin remedio ni razón, hasta nos enojamos…un poquito. Preguntamos a una chica que estaba por allí reponiendo cosas y atendiendo a la gente y lo mismo, no sabía nada de esos kits, no los recordaba e, incluso, al final, se dirigió a preguntar al chico del mostrador por lo que le dijimos que lo dejase que ya habíamos hablado con el…con el mismo resultado.

La cara que pusimos al salir era de estupefacción, seniles estábamos, y alucinados. Vimos, eso sí, los minuteros digitales, no estábamos locos, sabíamos lo que queríamos pero no donde estaba lo que deseábamos.

Nos miramos a los ojos y en marcha, a la otra tienda de la misma franquicia, por si las moscas. Íbamos no con mucha esperanza, de verdad. En esta ultima ya ni preguntamos, miramos, remiramos, nos fuimos, había que hacer la compra del día y la comida.

Mientras volvíamos yo seguía pensando. Alguien diría que era imposible…estábamos dudando ya de nuestra propia cordura; pero, incluso, yo visualizaba en mi mano la caja de papel marrón, el trocito de plástico transparente donde se veía en el interior el mini destornillador, los tornillitos, etc.; el cartelito blanco que ponía el nombre del producto y su composición, etc…como se lo enseñaba a mi mujer…me acorde, me vino como un flash,  que antes de verlos había cogido en mis manos pequeños unos binoculares de papel cartón….mi mujer me empezó a decir las tienda que habíamos visitado en el recorrido  ese día…el binocular nos dio la pista final, leve, lejana, increíble.

Después de comer fuimos y cumplir con el ritual del sudoku y el cafecito,  a “YYYY” y… ¡allí estaban! El mismo precio (3 euros la unidad) , el mismo color, todo idéntico. Sonreímos al pensar en nuestro error. Lo malo y extraño es que ha sido no un error de uno, mío como es habitual, de siempre, sino de los dos. Un poco absurdo. Los compramos, tres eran tres la hijas de Elena….

Por el camino, seguimos el ritual del día de la búsqueda pues a comprar lo que nos faltaba ante la mirada estupefacta del dependiente al vernos entrar de nuevo pero con paquetito en la mano, al que echaba miradas de soslayo.  Le pedimos los minuteros, tres también, tres tristes minuteros, pagamos  (10,50 euros) y medio riéndonos de nosotros mismos salimos de la tienda. El dependiente la verdad más que discreto y educado, no se por dentro por dónde irían sus ideas sobre nosotros.

Otro trabajo cumplido…

Monday, December 17, 2018

Recuerdos cinematograficos de una vieja Navidad.


Años llevaba buscando yo esta película de la que solo recordaba (y todo como muy vagamente) las escenas de los Reyes Magos en la cárcel y la escena, en el campo de futbol, donde hacen que a uno de los jugadores se les caigan los calzones y de con su cuerpo a tierra... "Mensajeros de Paz de José Maria Elorrieta, 1957. Con Rafael Luis Calvo, Félix Dafauce, Antonio Almorós, Rafael Albaicín, Antonio Casas, Concha Velasco, José María Tasso"

¡Qué queréis que os diga! ¿Que ha envejecido?...pues sí, ha envejecido.

 ¿Que no era tan tan tan como recordaba o me parecía recordar?...pues sí, ha envejecido y bastante, el tiempo no la ha favorecido.

Cine de otra época en la que la mirada de los espectadores, las mías incluidas, eran más inocentes, más sencillas, mas llenas de fantasía, mas crédulas. Añorantes de magia y belleza, de buenas intenciones que podrían cambiar al mundo y convertirlo en al mucho mejor para todos.

¿Qué queréis que os diga?...¿Qué Baltasar esta mas mal pintado qué...?...pues sí, que queréis, era otros tiempos, otra forma de hacer y ver cine...y aun así os la recomiendo, despojaos de todas estas capas que hemos ido acumulando de materialismo y negativismo, quitaros de encima  estos años achacosos que nos han puesto, limpiar vuestros ojos con agua clara y verla de nuevo con esos ojos inocentes y extasiados que teníamos, que aún tenemos...

Tiene el gancho de ser la primera película donde Concha Velasco tiene un papel casi de protagonista, su primer papel importante y que iniciara una carrera exitosa y brillante. Rafael Luis Calvo, Félix Dafauce y Antonio Amorós son el trío de los tres Reyes Magos.

Una película sencilla, muy sencilla, con un bello mensaje de amor y fe, de que la vida por muy dura que sea siempre es llevadera, la esperanza siempre...y mensajes tan sutiles contra las armas como ante las escopetas de juguete con el cartel del mejor juguete para los niños y su rechazo total: "así va el mundo"... Escenas como el encuentro con el guardia urbano y su regalito, la entrada en el hotel, el intento de cambiar el dinero en moneda local, en la cabalgata confundidos y la tuna pululando por las calles mientras los contratados hacen uno de los diálogos mas surrealistas que podáis oír (o la conversación  de dos espectadores, genial), la entrevista radiofónica, con los niños enfermos en el hospital (unas lagrimas), el cambio de ropa,  la visita a la familia de Andresito y la invitación al partido de futbol (que recuerdos) con la presencia de Concha Velasco,  la escena del restaurante (lio de cheques) que termina con una noche en el calabozo,  la visita a la sala de fiesta para ver a una despampanante Marisa (lio de cheques) para acabar con ese dulce mensaje de amor y la familia y la canción "Noche de paz" cantado por todos los asistentes, el homenaje al cine en el rodaje de una película de gánster  con pelea incluida y cómo cambian todo en su intervención (nuevo mensaje anti-violencia),  el partido de futbol (¡que recuerdos!)…
Os animo a buscarla y verla, os decepcionara un tanto pero la magia de aquellos tiempos...

Friday, December 07, 2018

Trasformamos a medida


Trasformamos a medida

nuestras ilusiones,

estrechamos nuestras miras

reducimos los sueños.

Bajamos las cortinas ante la desidia

de nuestra indolencia.

Ponemos forros inútiles por temor

como cremallera que sube y baja,

nos da miedo ensanchar horizontes.

Nos acorazamos con parches de cuero.

Las sombras de la vida

ocupan nuestro escenario.

Nos ciegan

los estertores del silencio,

Absorben los sentidos

Nos asordan.

Las palabras huyen

a lejanos precipicios.

Nos enmudecen.

No hay rosas, ni Narciso

en el pozo sin fin.

No hay caricia ni besos

en las alcobas vacías.

Solo, solo queda la sombra

Perdida en la tierra....