Wednesday, October 03, 2018

Solo y perdido.


Soledad.

Solo y perdido, hablando con mi sombra o mi gato invisible o la planta verde con rostro de vieja bruja.

Me reflejo en los espejos tapados con crespones negros. Nadie ha muerto, todavía, queda mucho tiempo hasta la noche.

Subo flotando las escaleras hacia la bohardilla llena de cachivaches del fondo del mar. Los peldaños chirrían con un deje acuático y gangoso.

Me siento solo. Los míos me dejaron en este abandonado planeta de quinto nivel porque no hay peor.

Me siento en el rincón oscuro de pensar donde las líneas del tiempo se deshacen, se borran las linealidades espaciales y puedo rezar que vuelvan por mi...nadie me hace caso como en tantas otras ocasiones.

Solo hay silencio para mi, silencio y oprobio. El sayón castigado, el traidor pérfido que nunca fui, condenado...

El infinito espacio me devuelve los ecos de mis pensamientos, mi conciencia se hace trizas materialmente en haces de luces polarizas.

Me vuelvo loco.

Abro la puerta a los ríos inmensos de fotones, las nebulosas espirales, a la caja del perro y su inyección de sulfúrico, a los agujeros negros azulados que conducen a otras realidades más perversas que esta...

Estoy loco...y solo...muy lejos de Orión, mucho más allá de las Pléyades, encadenado a esta Tierra azul por un cuerpo que no es el mío, que odio por lo que me hizo...como fue amar...


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