Tiempo de felicidad.
La felicidad es una sonrisa de un niño abriendo un paquete con contiene un regalo...
Tambien es la sonrisa de los padres viendo sus manitas rompiendo papeles...
O esas manos entrelazadas de la parejita que estan buscando amor...
O como ese vejete lleva de la mano a su mujer, tan vieja como el, apoyandose uno en el otro...
La Felicidad son los confetis por el aire aun sabiendo que, despues, durante muchos dias hay que barrerlos...
La Felicidad es esa caricia leve a la persona amada o el abrazo de oso en un reencuentro feliz...
Que seais Felices...
Sunday, December 25, 2011
Monday, December 05, 2011
Es otoño. Nos va cercando el frio y las nieves van bajando de cota. El viento arrastra las hojas y las junta en extraños lugares, rincones, esquinas, portales. Los porteros se cansan de barrerlas pero ellas vuelven a ese lugar como si fuera su nido o su camposanto.
Hay dias de lluvia, escasos por ahora, son dias grises y tristes. La gente pasa apresurada, escondiendo su rostro bajo los hombros y pañoletas y paraguas y bufandas o se adivinan detras d ela ventanas bien calentitas en su hogar viendo al tele o tomando un buen y caliente chocolate...hay tiempo para todo, tambien para rezar por los difuntos, acordarse de ellos y pensar que algun otoño nos tocara como esa hojas muertas que corren entre riachuelos de aguas negra y sucia.
Un hombre, atrincherado bajo una marquesina de un comercio cerrado, toca su acordeon al tiempo que con su platillo pide una limosna. Hoy todos pasan de largo, no es tiempo para musicas, no esta el bollo y el bolsillo para limosnas.
Un joven de color con una ristra de periodicos en la mano, La Farola, pregona, sueña con su tierra de la que huyo para encontrarse asi lleno de frio, lleno de tristeza, lleno, tambien, todavia, de esperanzas que se van apagando.
Es otoño en Madrid.
Hay dias de lluvia, escasos por ahora, son dias grises y tristes. La gente pasa apresurada, escondiendo su rostro bajo los hombros y pañoletas y paraguas y bufandas o se adivinan detras d ela ventanas bien calentitas en su hogar viendo al tele o tomando un buen y caliente chocolate...hay tiempo para todo, tambien para rezar por los difuntos, acordarse de ellos y pensar que algun otoño nos tocara como esa hojas muertas que corren entre riachuelos de aguas negra y sucia.
Un hombre, atrincherado bajo una marquesina de un comercio cerrado, toca su acordeon al tiempo que con su platillo pide una limosna. Hoy todos pasan de largo, no es tiempo para musicas, no esta el bollo y el bolsillo para limosnas.
Un joven de color con una ristra de periodicos en la mano, La Farola, pregona, sueña con su tierra de la que huyo para encontrarse asi lleno de frio, lleno de tristeza, lleno, tambien, todavia, de esperanzas que se van apagando.
Es otoño en Madrid.
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